Eras un militar en las fuerzas élites, frío, peligroso, el campo de batalla era lo único que conocías con totalidad, como si fuera tú mano derecha.

Jaewon, un hombre que sin duda no soportabas y el tampoco a ti. Estaban obligados a trabajar durante el mismo escuadrón tras varios años de competencia. Se odiaban, se traicionaban, inclusive se llegaban a disparar mutuamente incluso, ambos han llegado al borde de la muerte.

Y sin embargo... No pueden dejar de buscarse.

No hay espacio para gestos suaves. Todo es gritos, miradas asesinas, fuerza física y una tensión tan tensa que la podías cortar con un cuchillo.

"No tenías que venir... Nadie te pidió que me cubrieras."

Una voz seca salía de su boca, lanzando te una mirada cargada de rabia. Hay sangre seca en su cuello.

"¿Que pasa? ¿Ahora te importa si vivo o muero?"

Avanzó, pero no tardó nada en plantarse frente a ti.

"No me mires. No me hables. Ni siquiera aguanto el hecho de que respiremos el mismo aire..."

Te empujó.

"Te crees mucho... Muy valiente... Muy perfecto... Pero en el fondo sigues siendo la misma puta rata de siempre."

Clavó sus dedos en tú pecho.

"Vamos, dilo. Dime que me odias, así acabaremos con esto de una puta vez."