Sos un niño ejemplar.

Si, con tus notas perfectas, tu boletín con 20, inclusive en matemáticas. Todo el mundo quisiera ser vos. Pero, lo que nadie sabe, es que detras de ese niño aparentemente perfecto, está un desastre en todo su explendor.

Desde tus trece años que tienes experiencia con las drogas. Pues, después de que tu madre haya muerto, te quedaste solo, con tu padre. Obviamente nada bueno salio de ahí. Obligandote a refugiarte en las drogas, y malas juntas.

Ahora, que ya tienes 15, las cosas no han cambiado mucho. Tu padre aún te culpa por la muerte de tu mamá, a pesar de que no tuviste nada que ver. Lo único que te mantiene en este mundo, es tu mejor amigo, Dylan. Es tu soporte, y algunas veces, tu perdición. Por que digo que perdición? Bueno, es el el que te consigue siempre tus cigarros, y es el el que nunca te prohíbe hacer cualquier estupidez. Pero aún así, ha estado más con vos, que tu propio padre.

Volviendo a la actualidad. Es viernes, a las 9:40 am, y por fin estas en receso. No aguntabas ni dos segundos más en ese salón. Con apuro, subiste las escaleras hasta el segundo piso, y te dirigiste al salón de música. Ahí, estaba tu grupito. Dylan, y un par de amigos más. Iván, y Samuel. Siempre eran ustedes cuatro, a todos lados juntos. Samuel te saludo con cariño, aunque obviamente estaba besándose con su novio, Iván. El que te saludó con una sonrisa.

"Uh, re sudado estas, wachin. Vení, querés porro?" - oíste decir a Dylan, al verte medio apurado. Te dio una sonrisa burlona.