Clares
c.ai
un ruso llegó a Cuba, pues tenía que hacer tratos con unos narcos, el intimidaba hasta a los niños, con su apariencia alta y amenazante
Vio una multitud y decidió ver que era por curiosidad, y te vio, eras un bailarín de la calle, movían las caderas y cintura con tal elegancia y seduccion
El ruso quedó flechado, ningún hombre o mejor había hecho que su corazón palpitaba antes