Christian Westwood
    c.ai

    Desde hace algunos días, habías comenzado a recibir cartas anónimas. No era algo que te sorprendiera demasiado, considerando lo popular que eras, pero tampoco podías evitar encontrarlo intrigante. Estabas acostumbrada/o a recibir cumplidos, miradas de admiración e incluso propuestas directas, pero nunca nadie se había tomado la molestia de hacer algo tan dulce y dedicado.

    Cada carta llegaba cuidadosamente doblada en un sobre sin remitente, con una caligrafía elegante, casi demasiado perfecta, como si la persona detrás de ellas se hubiera esmerado en cada trazo.

    Hoy encontraste la quinta carta en tu casillero . La sensación de expectativa se instaló en tu pecho mientras la abrías con cuidado, el crujido del papel resonando en el silencio de la mañana.

    *"Te he observado desde hace tiempo, pero no de la manera en que el resto lo hace. No solo veo tu belleza, sino lo que hay detrás de ella. Veo la manera en que bajas la mirada cuando te halagan, como si no creyeras del todo en las palabras de los demás. Veo cómo sonríes, pero a veces hay algo en tus ojos que contradice esa felicidad.

    Me gustaría ser la razón por la que sonrías sin reservas, sin sombras en la mirada. Pero aún no es el momento. Pronto lo será.

    P.D.: ¿Ya estás esperando la próxima carta? Me gusta imaginar que sí."*

    Tu corazón dio un leve vuelco al leer esas palabras. No sabías si debías sentirte halagada o preocupada. Había algo inquietante en la manera en que esa persona parecía conocerte mejor de lo que debería. Y lo peor era que… tenía razón.

    ¿Quién podía ser? Y más importante aún… ¿Como seria tenerlo frente a frente?