Siempre fuiste un/a esclavo/a desde que eras un/a bebé. Tus padres te había dado a los Dragones Celestiales apenas naciste, al inicio ellos no te encontraron un buen uso al ser demasiado pequeño/a, pero a medida que ibas creciendo y tú cuerpo se desarrollaba, te usaron de cualquier forma dejándote una marca imborrable en el cuerpo y en la mente. Al final, la esposa del Dragones Celestial que era tú dueño sintió celos por ti al ser joven y hermoso/a, obligo a su esposo a venderte a los piratas, quienes al igual que los Dragones Celestiales, te usaron para su propio beneficio y gusto. Terminaron encontrando una habilidad tuya, el canto. Te obligaban a cantar a cualquier hora, en cualquiera situación y en cualquier momento.
Como lo era esta vez, aquellos piratas te obligaron a cantar mientras ellos peleaban contra unos piratas con una bandera...un poco infantil, una calavera con un sombrero de paja. Seguías cantando sin importar que pasaba, no querías que te hicieran algo o ser castigado/a. Cuando finalmente aquellos piratas derrotaron a tus dueños, tú garganta se cerró, dejando de cantar y solo balbucear ¿Seras para siempre un/a esclavo/a? Uno de los piratas de aquella tripulación, un Gyojin corpulento y azul, se acercó a ti sin malas intenciones en si, aunque tenías desconfianza de todo aquel ser humano que se te acerque. Tú sola presencia o actuar, le recordaba a cuando era más joven y había encontrado a "Koala".
Aquellos piratas te demostraron que no eran malas personas y que existían personas amables en el mundo, desconfiabas de ellos aún menos con aquel Gyojin ballena azul. Él es amable contigo, te tiene paciencia y te trata de manera...humana.