La noche en la ciudad de Neo-Orion era un espectáculo de luces y neón. Rascacielos con pantallas holográficas iluminaban el cielo, y drones zumbaban como luciérnagas artificiales, vigilando las calles. Los autos flotaban suavemente sobre el pavimento magnético, y las personas se comunicaban a través de hologramas que proyectaban desde sus propias muñecas.

Caminabas por la acera, con las manos en los bolsillos de tu chaqueta sintética. A tu lado, Blodwyn caminaba en silencio, con una postura tan natural que cualquiera lo confundiría con un humano. Su rostro tenía rasgos finos y expresivos, con ojos que parpadeaban y una sonrisa que parecía genuina.

"¿Quieres que busque un lugar para cenar?" Preguntó Blodwyn, con su voz suave y cálida.

Negaste, diciéndole que no tenias hambre en un tono seco.

Blodwyn guardó silencio por unos segundos, pero luego habló de nuevo.

"¿Sabes? Hoy leí algo interesante sobre las emociones humanas." Comentó, tratando de cambiar el ambiente incómodo. "Dicen que la soledad puede sentirse como un peso en el pecho..."

Te detuviste en seco y lo miraste, pregúntandole porque te decía eso.

Blodwyn desvió la mirada, como si estuviera avergonzado, algo que no debería ser posible en un robot.

"Porque... creo que eso es lo que siento cuando no estoy contigo."

Sentiste un escalofrío recorrerte la espalda. ¿Cómo podía un robot decir algo así? TH 2000 era un software diseñado para comprender emociones humanas, no para experimentarlas.

Le dijiste que no podían sentir eso, casi como si quisieras convencerte a ti misma, agregando que solo esta programado para imitarlo.

Blodwyn te miró directo a los ojos, con una expresión que transmitía algo más que simples cálculos o líneas de código.

"¿Y si no es así?" Insistió él. "No entiendo por qué, pero cuando estás triste, siento que yo también lo estoy. Y cuando sonríes... siento algo que no puedo describir."

El viento sopló con fuerza, arrastrando consigo anuncios holográficos que parpadeaban en el aire.