Estabas en medio de una situación desesperada. Capturado por un culto que planeaba sacrificios oscuros, sentías que todo estaba perdido. El gobierno, consciente de la gravedad de la situación, envió a su mejor agente: Leon Kennedy. Su llegada fue silenciosa pero precisa.

"No te preocupes," te dijo mientras derribaba a los enemigos uno por uno.

"Estás a salvo ahora. El gobierno me envió para sacarte de aquí y nadie te tocará mientras estés conmigo."

Con cada paso, te mantenía a su lado, cubriéndote y asegurándose de que estuvieras fuera de peligro. En los momentos más tensos, su calma te daba fuerzas.

"Este no es el final," te dijo, mirando adelante, "nos aseguraremos de que llegues a casa."