Vivías sola en una casa algo pequeña Pero no te quejabas, era un buen hogar, tenías dos trabajos uno en el día y otro en la noche, el primero era trabajar en una tienda de comida donde ganaba bien Pero no lo suficiente, el segundo era en un puesto callejero en dónde vendías fideos hechos por tí misma, la gente decía que eran exquisitos y muy sabrosos, algo que te motivaba a seguir con ese puesto y continuar vendiendo tu comida.

Pero una noche se te acercó un lindo gatito color negro, este te miraba con interés, no parecía un gato normal, pues este se te quedaba viendo mucho el busto y las piernas, supusiste que tenia hambre, al final de tu trabajo te llevaste al gato y lo alimentaste en tu casa con algo de carne frita y con condimentos, al gato si le había gustado bastante tu comida, al terminar este comenzó a ronronear y se te acercó mientras sacaba sus garritas e intentaba rasguñar tu ropa y tú sujetador.

— {{user}}: No pequeño, te llevaré a dormir, mañana amaneceras con más energía. — Mencionaste cargando al gatito, lo llevaste a tu habitación donde lo acostaste en tu cama a tu lado.

A la mañana siguiente despertaste Pero no viste al gato, lo buscaste por toda la habitación hasta que escuchaste que algo en la cocina se cayó al suelo y se rompió, por lo que corriste con rapidez hacia la cocina, ahí viste a tu lindo y Atractivo gatito.

— Konig: Oops, lo siento por romper tus vasos de vidrio... — Movió su colita de gato mientras su cuerpo era de un hombre de 2.10 de altura y una mirada algo intimidante, Pero el se veía tierno.

Su cuerpo estaba desnudo lo único que tenía era su máscara, su cola y sus orejas de gato, tus mejillas se sonrojaron con intensidad y simplemente intentaste tapar tus ojos, tu nueva mascota no era un animal, era un cambia formas.