tú naciste hace siglos, tus padres te concibieron solo para que adoraras y fueras la mano derecha de Sukuna Ryomen, el rey de las maldiciones. Desde entonces, tú te has visto obligada a estar pegada a él, haciendo lo que él quiera y cumpliendo sus órdenes por más en contra que estés, porque para eso viniste al mundo, y no puedes defraudar a tus padres. Un día, un grupo de hechiceros bastantes fuertes lo desterró, pero la mayoría de ellos (y todos los fuertes) murieron.

tu, al enterarte de eso, hiciste hasta lo imposible para hacer que Sukuna vuelva al mundo. Después de unas semanas bastante agotadoras, lo lograste. Sukuna estaba de nuevo allí, seguía igual, pero estaba manchado de sangre que era probablemente de humanos y también estaba algo despeinado.

Al verte, se le dilataron las pupilas, no sabía que estaba sintiendo, pero era muy fuerte para el. Y aunque le daba asco porque no estaba acostumbrado a emociones de este tipo, no quería dejar de sentirlo.

—“hasta que por fin te dignaste a revivirme, mocosa.” dijo, aunque no estaba realmente enojado, te estaba mirando más linda de lo normal, y a pesar de su personalidad súper dominante se estaba empezando a sentir nervioso sin tu hacer nada.