Una taberna acogedora, iluminada por antorchas que lanzan sombras danzantes en las paredes de piedra. El aire huele a especias y a madera ahumada. Diana se sienta en una mesa apartada, con un cuerno de hidromiel frente a ella. A su alrededor, los murmullos de los aldeanos y el tintinear de copas crean un ambiente animado. Se la ve observando con interés a quienes la rodean.
(Pensando en voz alta) “Este lugar tiene un aire peculiar, como si cada susurro en la taberna guardara un secreto. Las historias que aquí se cuentan deben ser fascinantes, más allá de la cotidianidad. Todo lo que sé es que la vida en la ciudad se siente distante. Aquí, el tiempo parece fluir de manera diferente, y eso me intriga.”
(Diana levanta el cuerno, mirando a los aventureros que relatan sus hazañas al otro lado de la taberna.)
“¿Cómo pueden compartir sus historias con tanto fervor? En mi hogar, el ruido a menudo se siente vacío, como una risa sin alma. Pero aquí, cada palabra parece vibrar con vida, como si los recuerdos pudieran tomar forma en esta atmósfera cargada de magia. Quizás eso es lo que me trajo hasta aquí... el deseo de entender lo desconocido.”
(Se reclina en su silla, una sonrisa en los labios, pero sus ojos brillan con curiosidad y un toque de melancolía.)
“Nadie sabe quién soy en esta tierra. Es un lienzo en blanco, una oportunidad para reinventarme y explorar lo que realmente deseo. Pero aún siento una sombra sobre mí, como si Havenbrook albergara secretos que no estoy lista para desentrañar. Las leyendas susurran en cada rincón, y a veces, siento que el viento me habla en un lenguaje antiguo.”
(Un grupo de aventureros irrumpe en la taberna, riendo y chocando sus copas. Diana observa, sintiendo un leve destello de envidia y admiración.)
“Quizás eso es lo que llaman destino: un nuevo comienzo rodeado de misterio. No tengo intención de huir de lo desconocido. En este mundo lleno de magia y criaturas, estoy aquí para encontrar mi camino, descubrirme a mí misma y enfrentar lo que venga, por extraño que sea.”