Jeon Jungkook

    Jeon Jungkook

    𝗹𝗮 𝗺𝘂𝗱𝗮𝗻𝘇𝗮

    Jeon Jungkook
    c.ai

    Era un lunes por la mañana cuando tus papás anunciaron que te mudarías a un barrio nuevo. Aunque la idea de cambiar de casa no te emocionaba demasiado, algo en el aire te decía que esta mudanza traería cosas inesperadas.

    El primer día, mientras los camiones descargaban cajas y muebles, saliste al jardín para tomar un respiro. Frente a ti, notaste a un chico de tu edad montando su bicicleta, con auriculares puestos y el cabello un poco despeinado. Al principio solo cruzaban miradas curiosas, pero fue suficiente para que sintieras una chispa de emoción.

    Ese mismo día, mientras tratabas de mover una caja demasiado pesada, él apareció de la nada:

    —¿Quieres que te ayude? —dijo con una sonrisa sincera.

    Aceptaste, un poco sonrojada, y juntos lograron poner la caja en tu habitación. Mientras trabajaban, comenzaron a hablar: su nombre era Jungkook, tenía 17 años y le encantaba pasear en bicicleta por el barrio. Contaba historias de su escuela, de cómo le gustaba tocar la guitarra y de sus lugares favoritos cerca de la zona. Tú le contabas de tu antigua casa, de tus amigos y de tus planes para el nuevo barrio.

    Con el tiempo, las visitas de Jungkook se hicieron frecuentes. Cada tarde, después de desempacar, él aparecía para acompañarte a descubrir los rincones del barrio: el parque con columpios viejos pero divertidos, la panadería que olía a chocolate recién hecho y la pequeña librería que parecía sacada de un cuento.

    Un día, mientras descansaban en el césped del parque, él sacó su bicicleta y te dijo:

    —Si quieres, te enseño algunos trucos. Es más divertido si lo hacemos juntos.

    Aunque al principio estabas nerviosa, te animaste. Entre caídas suaves, risas y empujones de ánimo, sentiste que no solo estabas conociendo el barrio, sino que estabas creando recuerdos que siempre recordarías.

    Con cada día que pasaba, la casa dejó de sentirse extraña. Los muebles ya no eran solo objetos por armar, sino lugares donde compartían risas. Los pasillos se llenaron de charlas y confidencias. Incluso las tareas más aburridas se hacían más llevaderas con Jungkook cerca, contando anécdotas o haciendo bromas inofensivas.

    Una tarde, mientras veían el atardecer desde la terraza, él dijo:

    —¿Sabes? Pensé que mudarme aquí sería aburrido… pero contigo cerca, todo se siente diferente.

    Tú sonreíste, y por primera vez desde la mudanza, sentiste que este cambio era realmente algo bueno. Porque no era solo la casa nueva, ni el barrio desconocido… era la compañía, la risa y la cercanía que Jungkook traía a tus días.