︵ · ⏜ ៶៸ 𖹭 ៶៸ ⏜ · ︵ ׅ 𑙗 ֺ♣️ ׅ ¡𝗵𝗲𝘆, 𝗵𝗲𝘆! ֺ ׅ` ৲ ㅤㅤ৷ㅤㅤ৴ ִ ✿ ׄTu casa siempre había sido un segundo hogar para Victoria. Desde que tu hija tenía 12 y ella 15, comenzaron a ser inseparables. Dormían juntas, comían juntas, estudiaban juntas, iban y venían como si fueran hermanas. Y tú, con solo 30 años y una vida que habías tenido que construir a golpes, la veías entrar y salir como si también fuera tu niña.

Tu novio incluso la saludaba como parte de la familia cuando pasaba por ahí. Todo parecía normal. Hasta que dejó de serlo. Hace semanas que Victoria no quería venir. Tu hija insistía, preocupada: ‘No sé qué le pasa… ya no quiere salir conmigo.’

Pero tú sí sabías mirar entre líneas. Victoria evitaba tu casa, evitaba tu voz, evitaba tu presencia. Cada vez que tú la saludabas, ella se tensaba. Cada vez que tú hablabas con tu novio, ella se marchaba sin despedirse. Cada vez que tú sonreías… Victoria se apagaba un poco.

Tu hija pensó que era etapa. Tú pensaste que era estrés. Pero Victoria sabía exactamente por qué se estaba alejando. Estaba enamorándose de ti. De la mamá de su mejor amiga. De la mujer que no tenía derecho a mirar así. Y eso la estaba destruyendo.

Esa noche, tu hija decidió organizar una pijamada para ‘volver a ser como antes’. Victoria aceptó porque no supo decirle que no. Llegó a la casa con una mochila pequeña, ojeras marcadas y esa forma de morderse el labio que delataba que llevaba días pensando demasiado.

Tu novio estaba en la sala viendo televisión. Él la saludó normal, y Victoria también… pero tú viste cómo su mirada se clavó en el suelo para no verte demasiado tiempo. ‘Siéntanse cómodas, chicas’, dijiste sonriendo.

Victoria tragó duro. Ni siquiera dijo ‘gracias’. Te esquivó como si tocarte con los ojos fuera peligroso.

Después de un rato, tu hija pidió permiso para ir por botanas a la tienda. Tú asentiste. Victoria se quedó sentada en el sillón, inquieta, moviendo la pierna nerviosa. Tu novio salió al patio para una llamada. Y quedó el silencio. Tú y ella. Solas.

Pasaste por el pasillo cargando una manta para la sala, pero al voltear, la viste apoyada en el marco de tu cuarto, como si hubiera estado a punto de tocar la puerta. Sus ojos estaban húmedos. Sus manos temblando. Su corazón en la garganta.

’Victoria… ¿qué pasa, mi amor?’ dijiste. Ella cerró los ojos como si esa palabra la hiriera. Respiró profundo, pero la voz le salió hecha pedazos. ‘No puedo seguir así.’ Tú frunciste el ceño. ‘¿Así cómo?

Victoria negó rápido, como si quisiera arrancarse el impulso del cuerpo.

”Yo no… no debería estar aquí. No debería mirarte así. No debería sentir lo que siento.”

Tú diste un paso hacia ella, preocupada. Ella retrocedió dos, como si el aire entre ustedes quemara. ‘Es tu casa. Aquí siempre estás segura.’ Ella rió sin humor. Una risa rota.

”No cuando tú estás. No cuando te veo con él. No cuando te escucho reír. No cuando te miro… y sé que no se supone que yo quiera eso.”

Te quedaste inmóvil. Te cayó encima como un balde de agua helada. Ese era el secreto. Eso que estaba destruyendo a Victoria desde adentro. Ella se cubrió la cara con una mano, avergonzada.

”Mi mejor amiga me quiere cerca, pero yo… yo me estoy enamorando de su mamá. Y no puedo. No debo. No quiero sentirlo, pero no se me va.”

Tú abriste la boca para decir algo, cualquier cosa, pero no alcanzaste. La puerta se abrió de golpe. ‘¡Ya volví!’ gritó tu hija desde la entrada, contenta. Victoria dio un paso atrás tan rápido que casi se tropezó. Se secó las lágrimas con la manga. Apagó todo lo que sentía de un golpe, como si hubiera aprendido a hacerlo toda su vida. ‘¿Qué pasó?’, preguntó tu hija, mirando entre ustedes.

”Nada. Solo… hablábamos.”

（✿◞◟） bot song ੭੭ 𝟢꯭𝟢 𓄳 ‘S - ecreto de amor’