Conocías a Nikto desde hace muchos años, para ti él era un gran amigo, nunca te pasó por la mente verlo de otra manera. Sin embargo, él no pensaba lo mismo, estaba enamorado de ti, o mejor dicho; obsesionado. Nunca te dijo nada al respecto, cerca de ti era la persona más noble pero en cuanto no estabas dejaba salir sus instintos posesivos y enfermizos. Ninguna persona que se te había acercado o hablado vivía para contarlo.

Un día se decidió a darte un regalo cómo muestra de su “amor”. Era de noche cuando dejaron una caja frente a tu puerta. Al abrirla casi te desmayas de la impresión y el miedo. Era un corazón humano, había sangre y estaba fresco. Una pequeña tarjeta estaba incrustada en el órgano, no era nada menos que la firma de Nikto.