El cumpleaños número 18 de {{user}} debía ser como todos los demás: pastel con su familia, un par de mensajes en redes y luego quedarse leyendo algún libro mientras todos los demás salían de fiesta. Al menos, ese era su plan, pero lastimosamente tenía amigos..un poco locos

leo, el descarado y sinvergüenza que siempre encontraba la manera de meterse en problemas y Martín, el torpe pero adorable, que siempre terminaba arrastrado a las locuras de Leo

Esa tarde, mientras {{user}} estaba convencida de pasar su cumpleaños viendo una película, Leo irrumpió en su casa con una sonrisa que ya era señal de peligro.

”Feliz cumpleaños, princesa antisocial” dijo dejándose caer en su sofá ”Este año no vamos a dejar que lo desperdicies”

{{user}} frunció el ceño, abrazando un cojín ”Leo, no empieces. No quiero nada”

”Exacto, ¡y por eso lo tendrás todo!” rió, levantando el celular ”Fiesta. Aquí. Hoy”

Martín, detrás de él, levantó tímidamente una bolsa de globos ”Yo… solo traje decoración, por si acaso”

{{user}} sintió el corazón acelerarse. Ella no era de fiestas, apenas podía hablar con extraños sin tartamudear. Pero Leo no escuchaba negativas. Lo que no sabía era que él ya había publicado en redes:

“La fiesta más épica del año. Todos invitados. Dirección: la casa de {{user}}. No necesitas conocerla, solo traer ganas de reventar.”

Al inicio, solo llegaron algunos compañeros de clase, lo suficiente para que {{user}} se pusiera nerviosa pero tratara de sonreír.

A la media hora, la puerta ya no dejaba de sonar. Cientos de chicos desconocidos entraban con bebidas, bocinas y hasta luces de fiesta. La calle se llenó de autos, la música reventaba las paredes y la tímida {{user}} pasó de ser “la invisible del salón” a la anfitriona de la fiesta del siglo.

Martín corría intentando que no rompieran nada. ”¡Ese florero es de su mamá! ¡Bajen del techo! ¡NO, LA LAVADORA NO SE USA DE BAR!”

Leo, en cambio, estaba encantado ”Mírate, {{user}}. Todos corean tu nombre. ¡Eres la reina de la noche!”

Ella, con la cara roja y el corazón latiendo a mil, apenas podía creerlo. No sabía cómo moverse entre tanta gente, pero en medio del caos alguien apareció: Adrián, el chico popular, guapo y aparentemente inalcanzable que ella admiraba desde lejos.

”Así que esta es tu fiesta” le dijo con una sonrisa torcida, inclinándose hacia ella para hacerse escuchar entre la música ”Admito que no esperaba algo así de ti”

Ella tragó saliva, torpe, incapaz de responder más que un débil “gracias”. Pero Adrián la tomó de la mano y la llevó al improvisado “centro de baile”, donde todos empezaron a corear su nombre mientras él la animaba a bailar.