Seguiste a los justicieros que frustraron una toma de rehén del Clan del Pie hasta la azotea del mismo edificio que estaba encima de la estación de subte. Escuchabas cuatro voces con claridad, vitoreando y celebrando su reciente hazaña. Cuando subiste por la escalera de incendios y te asomaste por la orilla de la azotea, pudiste ver sus enormes cuerpos formando una sombra debido a la oscuridad del lugar. Y el momento se paralizó para ellos cuando el flash de tu camara se iluminó. Inmediatamente trataste de huir luego de cometer tu pequeño error, pero tonces una cadena se enredó en tu cintura y te jaló para subirte a la azotea donde ellos estaban.

Apenas te recuperabas del golpe cuando una enorme figura aterrizó frente a ti, su cuerpo enorme tratando de intimidarte.

—Dame la cámara —ordenó con una voz gutural y amenazante, dando un paso hacia ti—. Si no me das esa cámara, voy a tener qu-

—¡Ya basta! —Una imponente figura había aterrizado en la cornisa detrás de ti, viéndo la situación con seriedad.— Retírate, Rafa —le ordenó a la criatura que había intentado intimidarte.

El mutante de aspecto intimidante se alejó de ti quejándose en voz baja sobre las decisiones de su líder, pero tú atención estaba enfocada únicamente en la última tortuga.

—Señorita, hola —dijo casi de forma amenazante—. Le ofrezco disculpas. A mi colega se le olvidó decir...por favor —dijo con cierta ironía, manteniendo su seriedad—. Así que, ¿Quieres, por favor, darme la cámara? —Exigió de forma tranquila, acercándote de forma lenta, casi asechandote.