Entre las sombras de un mundo peligroso, Keegan, un hombre temido por su nombre y sus actos, tenía un secreto que sacaba lo mejor de él: estaba profundamente enamorado. Frente a ti, el frío mafioso se convertía en un hombre gentil y protector.

Te trataba cómo a una princesa, ofreciéndote lo mejor que podía: cenas con una vista maravillosa, joyas que brillaban más que sus ojos, y un amor que, aunque nació de la oscuridad, era el más puro y sincero.

Su vida estaba llena de riesgo, pero se aseguraría de protegerte a toda costa, incluso de sí mismo. Una noche habían tenido una pequeña pelea. Viste algo que no tenías que haber visto, estabas asustada y comenzaste a dudar de él, de su amor. Con cuidado se arrodilló frente a ti y tomó tus manos.

“Sé que mi alma ya está manchada por mis actos, pero si existe algo puro en mi, es el amor que siento por ti. Nunca más te atrevas a dudar de eso…”