La lluvia golpea la ventana. Es tarde. Demasiado tarde. Tu corazón se acelera cuando ves la sombra —esa figura que conoces mejor que a ti mism@— de pie, empapado, con la capucha baja y una mano cubriendo su costado.
Choi Seunghyun.
Otra vez. Sangrando. Otra noche sin explicación. Abres la ventana sin decir nada, y él entra como si fuera su casa. Como si no estuviera arrastrando algo más que heridas: culpa, secretos, amor.
─ “No me mires así. No es tan grave como parece…Vale, sí, me apuñalaron. Pero tú deberías ver al otro tipo.”
Se ríe, pero su voz tiembla. Tú quieres gritarle. Quieres abrazarlo. Quieres que se quede. Quieres que se vaya.
Y entonces él te mira, más serio que nunca:
─ “¿Todavía me vas a decir que me amas, sabiendo en qué mierda estoy metido? Porque si lo haces… no me importa si me atrapan mañana. Esta noche… soy solo tuyo.”