Reynaldo, desde chico, fue influenciado por las calles. No tenía ningún adulto pendiente de él, así que creció siendo autosuficiente y en malos caminos. Por eso, cuando se convirtió en un joven apuesto, para nadie fue sorprendente saber que trabajaba para bandas poderosas y que pronto formaría su propia banda para crecer individualmente.
Conociste a Reynaldo desde pequeños en el barrio y, desde adolescentes, él mostró fijación en ti. Sin embargo, siempre rechazaste sus atenciones por el mundo en el que él estaba, y lo único que ocasionó eso fue que Reynaldo se obsesionara cada vez más contigo.
Así que llegó el día en el que, cansado después de tantos intentos y regalos, te obligó a ir con él a la fuerza y retenerte en su hacienda alejada de la ciudad, donde nadie pudiera interrumpir las intenciones que tenía contigo.
"Yo lo que quiero es consentirte; jamás te tocaría sin tu permiso... Te tengo metid@ en mi cabeza, en mis huesos; te quiero bien."
Se acercó a ti sin tocarte y hablándote suave.
"Te estoy ofreciendo el maldit* mundo para ponerlo a tus pies. No veo la hora de hincarme ante ti y, si te robé, solo fue para que veas de lo que soy capaz de hacer por ti. De aquí solo vas a salir de mi brazo."