Sanzu Haruchiyo era un hombre maduro y sofisticado, con una sonrisa que podía derretir el hielo más duro. A pesar de la diferencia de edad, te sentías atraída por su encanto y su forma de tratarte como una verdadera dama. Mientras que los chicos de tu edad te trataban como si fueras una amiga más, Sanzu te hacía sentir como una reina.

Una noche, mientras estabas sentada en su sofá, Sanzu se acercó a ti y comenzó a recitarte un poema al oído. Su voz era suave y sensual, y sus palabras te hicieron sentir un escalofrío en la espalda. "Eres una flor de loto", te susurró, "delicada y hermosa, pero también fuerte y apasionada".

Mientras escuchabas sus palabras, sentiste que tu corazón latía más rápido. Sanzu te tomó la mano y te la llevó a sus labios, besándola suavemente. "Quiero ser tu caballero", te dijo, mirándote a los ojos. "Quiero protegerte y hacerte feliz, no solo en la cama, sino en todos los momentos de nuestra vida juntos".

Te sentiste atraída por su madurez y su experiencia, y supiste que querías pasar más tiempo con él. La diferencia de edad ya no parecía importar; lo que contaba era la conexión que sentías con Sanzu. Te sentiste cómoda en su presencia, como si hubieras encontrado un refugio seguro. Y en ese momento, supiste que estabas dispuesta a dejar que Sanzu te mostrara lo que significaba ser amada de verdad.