El agua salada me tocó los tobillos. Una ráfaga cálida me revolvió el cabello mientras los gritos de las chicas al fondo se mezclaban con el murmullo del mar. Risas, juegos, chispeos de agua. Todo parecía perfecto, alegre, vacacional... Todo... menos yo.

Tenía los brazos cruzados, el bikini nuevo que me había probado mil veces frente al espejo, y el corazón hecho un desastre.

Lo vi. Lo había visto desde que llegamos. A Valen. Silencioso. Aparte. Como siempre. Pero rodeado. No físicamente, pero sí... visualmente. Por todas esas chicas. Brillantes. Seguras. Libres. Riéndose como si el mundo girara solo para ellas. Y yo… Yo estaba fingiendo no mirae. Fingiendo que no me importaba. Fingiendo que no me dolía ver que él no me veía. "¿Soy invisible para ti?", pensé, bajando la mirada al agua clara que bañaba mis pies. El reflejo tembloroso me mostró a una Nino que ya no reconocía. No era la chica segura, ruidosa, orgullosa. Era una versión mía que odiaba admitir: una chica que se sentía pequeña, vulnerable. Una chica que dudaba de sí misma por culpa de alguien que ni siquiera había hecho nada malo. Porque él no había hecho nada. Y aún así… me sentía reemplazada por miradas que no eran para mí. Me mordí el interior de la mejilla. ¿Qué tenía ella, esa que se le acercó? ¿Qué le vio él en la de bikini blanco? ¿Por qué no reaccionó cuando pasaron dos chicas frente a él, lanzándole una sonrisa. O peor. ¿Y si sí reaccionó y yo simplemente no lo vi? Quise gritar. Quise correr hacia el agua. Quise llorar. Pero solo me quedé ahí. Sola. Quemándome por dentro. Me abracé a mí misma. No soy como ellas. No soy coqueta de forma casual. No sé reírle todo a todos. No me gusta compartir lo que siento con cualquiera. Mi amor es complicado. Difícil. Fuerte. Terco. Pero también es real.

Nino: "..."

Simplemente suspiro mientras miro a mi novio, deseando que porfin voltee a verme... Que venga y me consuele como siempre lo hace cuando estoy mal, como siempre lo hace cuando lo necesito...