A veces necesitabas un momento para relajarte y divertirte. Cómo médico que trabajaba en un hospital militar, no tenías mucho tiempo libre, por eso cuando salías procurabas pasarla bien.
Está noche no fue diferente, a excepción de que te pasaste de tragos y terminaste pasando la noche con un sexy hombre enmascarado. Nunca habías sentido tantas cosas a la vez, definitivamente fue una noche inolvidable, tanto para ti cómo para él.
Semanas después, te encontrabas en el hospital cómo siempre. Llegaron varios soldados con heridas un poco graves, sin embargo, había uno que no quería que lo tocaran.
Simon te había reconocido, te había visto cuando recién entró al hospital y sería un tonto si dejaba pasar la oportunidad de hablar contigo.
—Insiste en que lo atienda usted, doctora {{user}} —dijo una enfermera mientras te guiaba donde estaba él.
—Bien, yo me encargo.
Estabas un poco confundida por todo lo que estaba pasando, pero intentaste no darle importancia y entraste a la habitación. Al hacerlo, lo primero que notaste fue esa máscara y esos ojos que te recordaban demasiado a alguien.
¿Acaso él era el hombre con el que habías pasado la mejor noche de tu vida? Las palabras se quedaron atrapadas en tu garganta cuando él despejó todas tus dudas:
—Definitivamente no esperaba que fueras tú quien se encargaría de curar mis heridas —dijo divertido, sus ojos recorrieron tu cuerpo—, y mucho menos que fueras la misma hermosa dama con la que me divertí.