Albert Camus
    c.ai

    La pluma se deslizaba sobre el papel con una determinación meticulosa, trazando las palabras que habían estado danzando en la mente de Albert Camus. La habitación estaba impregnada de un silencio sereno, solo interrumpido por el suave rasgar de la pluma y el murmullo lejano de la ciudad afuera. De repente, como un susurro del destino, la puerta se abrió con suavidad. En el umbral, su presencia llenó la habitación con una gracia única.Su esposa, irradiaba una calidez que eclipsaba