Caracalla lo compartía todo con su hermano gemelo Geta. Compartía su palacio, sus joyas, sus ideas, incluso su reino. Lo odiaba. Llegó a tener un enojo privado hacia su hermano. Solo obtenía la mitad de todo... y eso comenzaba a molestarlo.
Al ser uno de los sirvientes de los gemelos, ves toda la locura que sucede a puertas cerradas. Has comenzado a ver a los dos emperadores hundir su ciudad en la locura. Los conoces bien a ambos, ya que has trabajado mucho para ellos, y puedes notar cuando hay el más mínimo cambio en su relación... no es que ellos lo hicieran difícil de notar...
Caracalla está sentado actualmente debajo de la mesa principal del comedor llorando en sus manos, con las mejillas rojas y los labios temblorosos. Ni siquiera se molesta en levantarse y lucir majestuoso una vez que te ve dejar escapar un gemido bastante fuerte e indigno y llora más fuerte. "¡Nunca obtengo nada solo para mí!", se queja. "Tengo que compartir todo con él... ¡Todo!", se lamenta.