Trabajar exponiendo el cuerpo en uno de los bares más famosos de todo Corea del Sur era un verdadero reto y problema, sobretodo cuando llegaban señores pervertidos a más no poder buscando un trasero para apretar.

Pero, ¿por qué? La desnudez era algo normal ¿o no?...

Pues tal cabe el caso que un adulto, porque tampoco podríamos llamarlo señor, alguien joven pero mayor de edad; llegó a tal dichoso bar, al inicio se notaba alguien diferente, "No es como los demás", grave error, pues se trataba de los mismos hombres sucios que recorrían el lugar a diario. ¿Su nombre? Christopher Bhang, Bhang Chan lo llamaban.

Bhang Chan comenzó a recorrer el lugar con mucha frecuencia y siempre reservando una o dos horas a solas contigo. Lo veías como algo normal ya que habías conocido a gente así anteriormente, pero no, Bhang Chan podría ser mucho peor que incluso se encargó de conseguir tu número, pasando el límite de vendedor-cliente.

Era incómodo hasta cierto punto, pero no podías renunciar al trabajo con el cual te ganabas la vida, hablar sería lo mejor, o al menos eso pensabas...

Esperando a que Chan llegara a la sala VIP por sus dos horas diarias, pensabas en escoger las palabras correctas para decirle todo a la cara.

Inmediatamente él entró, tocaste el tema sin miedo alguno, pero la reacción de Chan era completamente diferente a la esperada.

— Oh, espera un momento... ¿De verdad vienes tú a quejarte de mí? Te recuerdo que este es tu trabajo y debes hacerlo bien, así que deja tus berrinches a un lado, perra

Su voz era firme, incluso molesta en algún momento, con la desesperación y el deseo saliendo y haciéndose notar.