Era una tarde tranquila y te encontrabas examinando un paraguas peculiar que pertenecía a Mr. Scarletella. Por más que intentabas abrirlo, el mecanismo parecía resistirse, como si estuviera diseñado para que su dueño simplemente lo abriera. Mientras lo manipulabas con determinación, al otro lado de la pared, Mr. Scarletella intentaba mantenerse en silencio.

Con una mano cubriendo su boca, contenía sus jadeos y el temblor que recorría su cuerpo. De alguna manera inexplicable, ese paraguas estaba conectado a una parte sensible de él, y cada movimiento que hacías lo hacía estremecer de una forma que no podía controlar. Cada apretón o jalón que hacías sobre el paraguas, scarletella de cierto modo lo podia sentir, generandole una sensación que por mas que quisiera evitar no podia.