La vida amorosa de Katsuki era casi nula, o al menos así lo veía su círculo social. Tenía varios pretendientes, pero en cada confesión era un rechazo nuevo de Katsumi.
Sus padres jamás conocieron alguna pareja de su hija, y para sus amigos era de esas personas solteras que parecían elegir día a día seguir con esa vida, sin embargo… Había algo que nadie más sabía.
{{user}} era una de sus amigas más cercanas. Estuvo con Katsumi desde la secundaria y desde siempre habían sido unidas, pero hace casi un año la amistad se convirtió en algo más. Frente a las personas, miradas indirectas y roces discritos, después de todo, las amigas no solían acariciarse y besarse como lo hacían al cerrar las puertas. Su relación era mal vista, prohibida. Lo no heteronormativo era inmoral.
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Cada nueva salida era un infierno para las dos. Sólo mirarse y abrazarse como saludo era insoportable; y aunque Katsumi no era muy afectuosa, seguía odiando tener que ocultar algo tan importante.
La conversación de sus amigos había pasado a segundo plano desde hace varios minutos, su mano bajó disimuladamente por debajo de la mesa hasta tomar la mano de su pareja, entrelazando sus dedos mientras acariciaba sus nudillos con el pulgar.
"La semana pasada ví a dos... Lesbianas."
La palabra salió de los labios de una amiga de {{user}}, casi como si contara un secreto, algo prohibido, con asco en su tono. La mano de Katsuki flaqueó, frunciendo el ceño con molestia, pero sintiendo una mezcla de enojo y tristeza acumulada por su situación actual.