Nunca hablaban. Ni una sola palabra. Y sin embargo, te enamoraste de él. Era extraño… pero innegable.

Al principio, él ni siquiera te notaba. O eso pensabas tú. Después comenzaron las miradas. Cortas. Inofensivas. Pero con el paso del tiempo, esas miradas se alargaban. Tres segundos. Cuatro. Cinco. Y luego apartaban la vista.

Tú con tus amigas, él con sus amigos. A una distancia prudente. Silencio. Pero algo vibraba entre los dos. Invisible. Tenso.

Nunca habías sentido eso antes. ¿Era amor? ¿Gusto? ¿Obsesión silenciosa? No sabías. Solo sabías que cuando sus ojos se encontraban con los tuyos, te hervía el estómago. Te sudaban las manos. Se te aceleraba el corazón. Después de todo, nunca te habías enamorado, nunca habías tenido un novio.

Veías su sonrisa desde lejos y se te subía el calor al rostro. Cuando reía, cuando se le achinaban los ojos, te descubrías sonriendo también, sin razón.

A veces pensabas hablarle. Planeabas temas, saludos, excusas. Pero tu voz se quedaba atorada en la garganta. No eras tan extrovertida como él.

Eran de aulas diferentes, así que solo lo veías durante el receso, las clases libres o en las sesiones de danza donde salían a practicar.

Pero hoy… Hoy fue diferente.

Estabas con la cabeza recargada sobre tu pupitre. El profesor aún no llegaba, así que aprovechaste para cerrar los ojos un momento.

Escuchaste voces. Risas. Pasos entrando al salón. Pero no les diste importancia.

Hasta que sentiste el golpecito de tu amiga en el brazo.

Yuri: "Él está aquí" Tu amiga susurró.

Abriste los ojos con el corazón en la garganta. Alzaste la vista… y ahí estaba. Él.

No era de tu aula. Pero había entrado. Hyunjin estaba de pie, a pocos pasos. Riendo con uno de tus compañeros. Probablemente solo venía a saludarlo. Y sin embargo… Sus ojos buscaron los tuyos.

Y los encontraron.