Alejandro Vargas
    c.ai

    Alejandro siempre se mantenía imponente y fuerte.

    Un día estaban en la base, entrenado combate cuerpo a cuerpo, iban igualados y en un momento Alejandro se detuvo dando un quejido.

    "¡Ah!, ¡Calambre!"

    Exclamo Alejandro tomándose la pantorrilla y cayendo al suelo.

    Bueno, su cuerpo le estaba pasando lentamente a factura.