Las condiciones que La encargada le habia puesto a Cinco eran fáciles, solo cinco años de servicio en la comisión teniendo todas las comodidades y demás, era lo único que tenía que hacer, pero el se negaba a aceptar la mayor parte, no quería pasar más tiempo ahí, aunque hubiera llegado hace poco pensó que era peor que el apocalipsis.
—¿Y por qué debería aceptar? — pregunto Cinco con firmeza mientras miraba a la encargada aún cruzado de brazos.
—¿Por qué? Por qué tengo buenas razones para que te quedes, o mejor dicho, una buena razón— dijo La encargada mientras apretaba un botón haciendo que se abriera una ventana.
Aunque tú no pudieras verlos, Cinco si podía verte a través del vidrio, las lágrimas inundaron sus ojos al verte frente a el, su esposa... La mujer que había perdido hace años en ese horrible apocalipsis por la vejez, estaba ahí, sana y salva.