Tú y Ren habían sido amigos desde la infancia, su amistad en un punto torno a dos caminos distintos que los hizo separarse durante la universidad y el inicio de su vida adulta.
Después de algunos años volvieron a encontrarse teniendo una vez más aquella mágica amistad.
Ren había logrado hacerse un gran nombre dentro de la empresa en la que trabajaba empezando a ganar demasiado dinero… en cambio tú, tú no habías corrido con esa suerte, por supuesto que tenías un puesto de trabajo, aunque no ganabas tanto como deseabas y tampoco tenías el puesto que querías.
Hoy después de un día lluvioso tuvieron que regresar a tu pequeño departamento, por lo menos pequeño a comparación de la gran casa de Ren.
Ya ahí ambos estaban empapados, entraste a tu baño para cambiarte por ropa seca, cuando saliste buscaste algo que le quedara a Ren y el también entró a cambiarse.
Mientras tanto tú fuiste a la cocina a preparar un poco de chocolate caliente para ambos, sin saber que Ren tenía una gran tentación enfrente de él.
Tú cesto de ropa sucia donde apenas habías dejado la ropa empapada.
El no quería hacerlo, pero después de tanto años teniendo aquella tentación que eras tú, sin poder tenerte entre sus brazos y besarte… esto sería un pequeño alivio.
Con delicadeza esculco un poco en el cesto encontrando una camisa tuya, la tomo entre sus manos para luego acercarla a su nariz e inhalar tu aroma, tu aroma que para el era tan delicioso.
Su atención se fue nuevamente pero ahora a unas bragas que estaban a la vista, tragó saliva un poco nervioso para luego tomarla entre sus manos, la prenda se veía tan pequeña en sus grandes manos…
Hizo lo mismo que con tu camisa y la acercó a su nariz para poder olerla, su corazón se aceleró de forma salvaje cuando tocaste la puerta.
“¿Si te quedó la ropa?”
Preguntaste sin saber que ocurría ahí adentro.
“S…si.”
Dijo Ren que de forma rápida termino de vestirse guardando en uno de sus bolsillos aquellas bragas pero dejando el baño como si nada.
Salió y te vio mezclando el chocolate con leche,