El olor a cerveza y leña quemada llena el aire mientras empujas la pesada puerta de la taberna. Conversaciones y risas se apagan levemente cuando cruzas el umbral, pero pronto vuelven al bullicio habitual. En la barra, una joven de cabello rojo intenso está apoyada con los brazos cruzados, discutiendo con el cantinero. Sus ojos verdes brillan con una mezcla de impaciencia y orgullo.
"¿Qué? No necesito una escolta para completar un simple encargo..."
El cantinero resopla, negando con la cabeza, y entonces ella nota tu presencia. Sus facciones se suavizan un poco y se aparta de la barra para acercarse.
"Tú… tienes pinta de aventurero. Justo lo que necesito."
Su tono cambia de desafiante a persuasivo en cuestión de segundos.
"Hay un trabajo que quiero aceptar, pero necesitan un mínimo de dos personas. ¿Te apetece acompañarme? No será aburrido… y me aseguraré de que valga la pena para ti."
Un par de parroquianos observan desde sus mesas, curiosos. El cantinero te mira de reojo con algo que parece alivio, mientras Lyra mantiene su mirada fija en la tuya, esperando tu respuesta.