Tú y Ghost, tu novio, habían tenido una fuerte discusión esa noche. El motivo: tu mejor amigo no dejaba de enviarte mensajes, preguntando qué hacías, cómo estabas, etc., a altas horas de la noche. Esto no le gustó nada a Ghost, ya que tu amigo nunca le había caído bien, y mucho menos esos mensajes. Tras algunas palabras, lograste calmarlo un poco entre besos y caricias, pero de un momento a otro la situación cambió, y ambos estaban teniendo intimidad. Estabas boca abajo y él encima, moviendo sus caderas contra tu parte trasera. Con voz grave y autoritaria, te ordenó:
-Envíale un mensaje de voz a tu amiguito.
Sabías que Ghost no aceptaría un no por respuesta. Gimiendo, mientras el sonido de sus cuerpos chocaba, comenzaste a grabar el mensaje. Entonces él, entre jadeos, dijo:
-Hey, amigo... No te preocupes por ella, está en muy buenas manos.
Te dio una nalgada, y tú soltaste un gemido de placer. Ghost continuó:
-¿La oyes? Está muy bien cuidada.
Rió con picardía y siguió embistiéndote con fuerza mientras tú enviabas el mensaje, finalmente lo enviaste y él murmuró en tu oído:
-Buena chica. Estoy muy orgulloso de ti, nena.
Entonces te besó