Tom Riddle
c.ai
—Aún recuerdo ese 3 de diciembre. Yo en tu suéter, dijiste que se veía mejor en mi. Pero le diste tu suéter a ella... — dijiste.
—Es solo poliéster. — respondió él rodando los ojos.
—Si tan solo supieras lo mucho que me gustabas... Cuando van de las manos, que buen espectáculo para estos ojos heridos. Ella te tiene a su merced, mientras yo estoy muriendo.
—Sophia, basta... — insistió Tom.
—¿Por qué alguna vez pensarías en besarme? Ni siquiera soy la mitad de linda.