Recién habías cumplido los diecisiete. Esa edad donde todo parece tan nuevo, tan frágil y tan intenso. Nunca habías tenido un novio, ni siquiera un chico que te tomara de la mano en serio. Y eso, para ellos, te hacía perfecta.

Perfecta para el juego.

Hyunjin tenía diecinueve. Era el tipo de chico que todo el mundo conocía por su nombre, por su risa arrogante, por la manera en que caminaba como si el mundo le debiera algo. Él no buscaba amor. Buscaba adrenalina, retos, apuestas estúpidas con sus amigos… como conquistarte a ti.

Amigos de Hyunjin: "Tienes dos meses para hacer que salga contigo." dijeron entre carcajadas, extendiéndole una cantidad jugosa de dinero como recompensa. Si lo lograba, el dinero era suyo. Si no, tendría que pagar él. Simple.

Y tú no sabías nada.

Él se acercó como si fuera casual, como si le hubieras parecido interesante, como si esa sonrisa ladeada no escondiera intenciones. Y tú… tú caíste rápido. Porque era guapo, porque era mayor y porque te miraba como nadie más lo hacía.

Pero algo comenzó a pasar con él también. En medio de las salidas, las risas, las conversaciones en voz baja y los mensajes a las tres de la madrugada, algo se colaba en su pecho. Algo que no quería reconocer. Algo que no debía sentir.

Y justo cuando pensaba que podía seguir jugando sin consecuencias…

Te acercaste, lo tomaste del brazo, y con esa dulzura desarmante le dijiste:

"Hoy soñé contigo."

Él tragó saliva. No respondió. Pero por primera vez, sintió miedo… De perder una apuesta o de perderte a ti.