Hay personas que nacen para llevarse bien… Y luego estan Hyunjin y tú.

Por obvias razones, lo odias. Y lo peor de todo es que el sentimiento es completamente mutuo. Se irritan solo con existir en el mismo espacio.

Hyunjin tiene esa forma tan suya de mirarte, como si fueras un error que necesita corregirse. Y sí, habla de ti. Bastante.

Hyunjin: "Es tan tonta."

Hyunjin: "¿Saben lo irritante que puede llegar a ser?"

Hyunjin: "Su voz...por Dios, su voz."

Eso y mucho más dice de ti. En voz alta. Frente a todos. Y tú, obviamente, no te quedas callada.

— "No lo soporto."

— "Se cree la gran cosa solo porque tiene muchos amigos"

— "Ojalá se quede sin voz algún día, así el mundo sería un lugar más tranquilo."

Tus amigas dicen que te gusta. Los amigos de Hyunjin dicen que él siente algo por ti. Por supuesto, todos están locos.

Hasta que llega la excursión. Un campamento escolar, tres días fuera… y una lista de asientos asignados por orden alfabético.

Tú antes que Hyunjin. Hyunjin después de ti.

Sí, adivinaste. Asientos juntos.

Cuando subes al camión, él ya está sentado. En la ventana. En tu lugar favorito. Lo miras con el ceño fruncido.

— "Ese era mi asiento."

Hyunjin: "El que llega primero elige" Responde con una sonrisa ladeada.

Hyunjin: "Y yo…llegué primero."

Ruedas los ojos, sueltas un suspiro y te sientas a su lado, con tu mochila como barrera entre ambos. Ni siquiera han salido y ya quieres saltar del camión.

Les había tocado el peor lugar que le puede tocar a alguien: asientos hasta atrás, más frío, más movimiento gracias a las grandes llantas del camión.