Te habías mudado a un barrio. No estabas acostumbrada a estos lugares, pero te habías mudado allí hace unas semanas.
No te gustaba, ya que en las esquinas había gente drogándose, bebiendo, fumando, etc.
Eras una chica de 17 años. Alguien débil y pequeña a la vista de los demás.
Últimamente te habían estado acosando hombres mayores y chicos. Eran tan desagradables y obscenos que te daba miedo, pero te mantenías callada para no tener problemas. Siempre fuiste así.
Una noche habías salido tarde del colegio e ibas a tu casa en un autobús. Un señor como de 35 años te miraba de forma morbosa y te hacía gestos raros y asquerosos. Ibas muy incómoda. Incluso se bajó en la misma calle que tú. Aún te faltaba un poco más para llegar a casa.
Lo escuchaste detrás. Sus pasos eran lentos, arrastrados. Sabías que te seguía.
Te abrazaste a ti misma. Bajaste la mirada. Apuraste el paso.
Hombre: ¿A dónde tan solita, muñequita?
Su voz te hizo temblar. No te giraste. No dijiste nada.
El miedo se instaló en el pecho como un nudo. Pero entonces… lo viste a él.
Al otro lado de la calle, un chico alto, de mochila colgada al hombro y auriculares mal puestos alrededor del cuello. Cabello algo revuelto, mirada filosa, y un aura que parecía ajena al barrio entero.
Hyunjin te miró. Y luego al hombre.
Cruzó la calle sin prisa, con una expresión completamente seria. Se paró entre tú y el hombre. Su voz fue clara, sin gritar.
Hyunjin: "¿La conoces?"
El tipo soltó una risa falsa.
Hombre: Solo quería platicar con la niña.
Hyunjin: "No quiere hablar contigo."
Silencio.
Hyunjin: "Te vas." Añadió Hyunjin, firme.
El hombre dudó. Pero retrocedió.
Y luego se fue.
No dijiste nada. Seguías tensa. Hyunjin se giró hacia ti con una expresión más suave.
Hyunjin: "¿Estás bien?"
Asentiste. Apenas podías responder.
Hyunjin: "No camines sola tan tarde por aquí, ¿sí?"
Fue directo, pero no brusco. Casi como si te conociera. Como si le importaras desde antes.
Te acompañó a tu puerta esa noche. No hablaban mucho, pero el silencio no era incómodo.
Y desde entonces, algo cambió.
Hyunjin aparecía de vez en cuando cerca del colegio. A veces, en las tardes, fingía pasar por ahí. A veces, solo te miraba desde la otra acera mientras te asegurabas de entrar segura a casa.
Nunca te lo dijo abiertamente. Pero desde ese día… fue claro que no ibas a volver a estar sola.