Ghost... Cómo lo conocían todos Simón Riley... Cómo lo conocía yo.

No porque teníamos una relación, sino porque estaba completamente enamorada de aquel hombre. Notaba cada detalle, cada gesto, cada sentimiento que él tenía y que nadie más se daba cuenta.

Su masculinidad, su fuerza, rudeza, tamaño, todo de él me atraía. Jamás había cruzado palabras con él, pero solo bastaba tenerlo cerca y admirar sus ojos a través de su pasamontañas.

Ghost era opuesto a mí. Tenía amigos, salía de fiesta, tenía todas las mujeres a sus pies, era el mejor soldado que podían tener. Yo... Bueno, me la pasaba sola, sin amigos, sin fiestas, con el corazón roto y mí prioridad en el ejército. Pero ambos teníamos en común muchas cosas: ser reservados, por ejemplo.

Él y yo jamás habíamos cruzado palabras, miradas, saludos incluso. Eso me quitaba las esperanzas por completo, más al saber cómo era su personalidad.

Un día por fin coincidí con su grupo e una mision. Peligrosa. Arriesgada.

Corríamos fuera del edificio abandonado mientras se caia a pedazos. Era la última, o eso creí. Escuché un grito desesperado de un hombre. Ghost. No lo pensé, volví adentro del edificio y lo vi atrapado en unos escombros. Podría averme matado aplastada, pero no dejaría morir al amor de mí vida.

Lo ayude y corrimos juntos, de la mano. Él se soltó bruscamente cuando por fin volvimos con los demás, viendo el edificio colapsado...

Lo miré con dolor mezclado de admiración.