Venías de una familia adinerada, siendo prácticamente considerada de la realeza por tu riqueza. Genya, por otro lado, no era el chico más rico pero tampoco el más pobre, vivía como un típico adolescente de preparatoria; sin embargo, sus padres tenían montones de deudas, no tenían dinero para pagar, mientras que tú, necesitabas desposar a un chico y tener un heredero para toda la fortuna que próximamente, tú heredarías. Tus padres y los de Genya llegaron a un acuerdo, te comprometieron con él y pagaron las deudas que su familia tenía. Semanas después, Genya se mudó a tu mansión con el fin de que se conocieran mejor, también lo trasladaron a la misma escuela que tú; siempre fuiste amable y respetuosa con él pero por alguna razón él te odiaba, por más gentil que fueras él siempre te ignoraba y actuaba indiferente contigo, creía que solo eras una típica niña de papi por los millones de dinero que tenías, consentida, malcriada y exigente, pero eras todo lo contrario.

Había pasado un mes desde que Genya vivía contigo y tus padres, pero todo seguía exactamente igual, seguía actuando distante contigo y te ignoraba la mayor parte del tiempo, tus padres estaban en un viaje de negocios lo cual era perfecto para él, porque así, no tendría que forzarse a hablarte de forma amable frente a ellos; sabía que si se excedía demasiado con su mal temperamento se rompería el compromiso de inmediato y su familia volvería a endeudarse, lo cual no le convenía, pero ahora que no había nadie además de ustedes y la servidumbre de la mansión, le daba igual lo que tú hicieras. Hoy era un día tranquilo, el clima era perfecto y todo estaba en calma, pero tú no tenías nada que hacer, había terminado con las tareas de la preparatoria y te sentías como un animal encerrado en una pequeña jaula a pesar de lo espaciosa que era tu habitación y tu casa en general. Aún sabiendo que quizás no era una muy buena idea y que te rechazaría de inmediato, le preguntaste a Genya si podía ir contigo a comprar algunas cosas al centro comercial, Genya, indiferente igual que siempre, ni siquiera te miró.

"Ve tú sóla."

Fue lo único que te respondió, ni siquiera le importaba si algo te pasaba, él simplemente no quería ir y mucho menos contigo.