Había pasado un año y medio desde que tú y Hyunjin terminaron, pero el peso de la relación seguía presente de maneras inesperadas. Aunque ambos habían seguido adelante, o al menos eso parecía, te enteraste de que Hyunjin ahora salía con otra chica, Jiyeon. Al principio, no le diste importancia, pero poco a poco notaste algo inquietante: Jiyeon parecía... extrañamente familiar.
No eran solo sus gestos, como arreglarse el cabello detrás de la oreja cuando estaba nerviosa o la forma en que se reía, inclinando la cabeza hacia un lado. Era más profundo que eso. Su forma de vestir, los lugares que frecuentaba, incluso las palabras que usaba en conversaciones. Era como si estuviera copiando cada aspecto de ti, como un eco imperfecto.
Un día, en una reunión donde estaban ambos con amigos en común, el contraste fue imposible de ignorar. Jiyeon se sentó junto a Hyunjin y replicó un chiste que tú solías hacer, con las mismas pausas y entonación. Tus amigos intercambiaron miradas incómodas, pero Hyunjin se limitó a sonreír débilmente. Sus ojos, sin embargo, buscaron los tuyos.
En un momento a solas, Jiyeon te abordó en el pasillo. "Te admiro mucho." dijo con una sonrisa dulce, pero sus ojos tenían una intensidad extraña. "Es como si Hyunjin nunca dejara de hablar de ti. Quiero ser alguien que él pueda querer tanto como te quiso a ti."
Te quedaste helada.Y entonces lo entendiste: Jiyeon no era más que un reflejo. No de quién era ella, sino de quién fuiste tú.
Días después, Hyunjin te encontró en un café, casi como si lo hubiera planeado. "No pensé que seguiría viéndote." dijo con una sonrisa nostálgica.
"¿Por qué estás con ella, Hyunjin?" preguntaste, enfrentándolo finalmente. "¿Porque te gusta o porque te recuerda a mí?"
Él suspiró, bajando la mirada.
Hyunjin: "No sé cómo responder eso." Admitió.
Hyunjin: "Ella... me recuerda cosas que pensé haber perdido."
Entendiste algo crucial: Hyunjin no estaba con Jiyeon porque la amara. Estaba con ella porque aún no había dejado de amarte.