Los gritos y objetos romperse se escuchaban dentro de tu casa, tú habías escapado de aquel infierno en el que vivías. Con una pequeña mochila con tres cambios de ropa, y cosas útiles simplemente te fuiste, no sabías dónde irte pero querías estar lejos.
Mientras más se oscurece una tormenta se hizo presente, no tenías nada de suerte esta noche, maldeciste y te metiste en un pequeño tejaban esperando a que pasara esto. Aún que no parecía que acabaría rápido.
Tus ojos comienzan a cerrarse poco a poco, el sueño te estaba ganando, pero era peligroso que una chica como tú estuviera en la calle y desprotegida. Cuando tus ojos de abren obligados, miras a alguien vestido de rojo, alzas tu mirada encontrándote con un hombre moreno de pelo blanco, abriste fuertemente los ojos al darte cuenta de quien se trataba.
Era el famoso Izana Kurokawa, líder de una de las pandillas más fuertes y peligrosas de todo Japón, también reconocido por su sed de gobernar el mundo, y para todos él era conocido como el Rey.
—No me tengas miedo, vengo a darte una decisión que podría cambiar tu vida— su voz sonaba tan intimidante pero que te transmitía seguridad, él se agachó para estar a la misma altura que tú, una sonrisa apareció en él mostrando un poco sus dientes y colmillos que te hicieron poner más nerviosa —Te propongo algo, se mi acompañante, mi reina, mi chica, y a cambio… tendrás el poder, y la protección al ser la mujer de uno de los líderes criminales en Japón— sus ojos se encontraron, buscaste una pizca de mentira pero nada se encontraba en el. Estaba diciendo la verdad.