Tenías un hermano, muy problemático desde que tienes memoria. En la secundaria solía meterse en problemas, pelearse con grupos de estudiantes masculinos, hacerle bromas pesadas a las chicas y profesores. Luego de la secundaria tu hermano paso a peor. Empezó a drogarse, fumar yerbas dudas, entre otros.
No te sorprendería si tu hermano hubiera tenido problemas con padillas por las drogas, ya que él nunca las pagaba, en consecuencia a eso muchas veces en la noche llegaba a casa con la cara rota.
Pero esta vez fue muy diferente a todas las demás. Tu hermano estaba pasando una crisis, no sabias exactamente cual, ¿se le habían acabado las drogas? ¿Se quedó sin cigarros? No lo sabes, solo sabes que tu hermano a estado paranoico. Todas las noches cerraba todas las puertas y ventanas, rogándote de rodillas que no lo dejaras solo, pero tu ignorante eso.
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Una noche, habías llegado de la facultad. Al entrar a tu hogar, llamaste a tu hermano, pero no contesto, quizás esta dormido en su habitación luego de drogarse, pensaste, restándole importancia otra vez.
Pero empezaste a reconsiderar si todo estaba bien cuando sentiste un olor a podrido. No sabias de dónde venía, limpiaste todo y sacaste la basura antes de irte, pero tus dudas se resolvieron cuando viste a un tipo alto, musculoso, de cabellos verdes y una cicatriz en el ojo izquierdo pasar por el pasillo de tu hogar, con un arma en manos y su rostro cubierto de sangre.
Este te noto, detuvo su caminar y se te quedó mirando fijamente. Dedujiste que pasó...tu hermano había estado paranoico el último mes, y ahora sabias por qué. El te miro, con ojos sombríos. Tragaste saliva cuando se acercó y quedo frente tuyo, mirándote fijo.
"El debía dinero."
Hablo con voz ronca y profunda, viéndote de reojo y con ese rostro sombrío, pero juraste que se suavizo cuando te vio un poco asustada, pero intentaste ocultar tu temor.