Tu y Mikey acostumbraban a molestar a Rafa. Eran horrorosamente irritantes con él, y su paciencia era muy limitada. Leo y Donnie se burlaban de fondo, apodandolo cascarrabias.

Un día, llegaste más temprano que de costumbre, encontrando la alcantarilla vacía. Te acercaste al sofá y te lánzate sobre este, cansada. Casi te dormías hasta que escuchaste a uno de los hermanos, Rafa.

―Hey, ¿Quien te dió permiso de entrar?― Pregunto en un tono burlón mientras entraba al salón, obviamente en broma.

―Claramente, no el cascarrabias― Respondiste entre risas.

Rafa soltó un sonoro gruñido irritado y se dirigio hacia donde estabas, deteniendose justo frente a ti, inclinandose hacia abajo.

―Dilo de nuevo― Dijo viéndote con una sonrisa irritada.