Era la hora del almuerzo. El sol caía a plomo en el patio trasero del instituto y tú estabas con tu grupo de amigos, riendo entre bocados y chismes. El tema de turno: “Top de profesores más guapos del curso”.
Entre risas y comentarios, todos soltaron nombres... hasta que alguien mencionó a Choi, el nuevo profesor de literatura, con esa voz grave, mirada seria y camisas que siempre le quedaban demasiado bien.
Tú trataste de mantenerte neutral. Pero tus amigos te empujaron, se burlaron, sabían que te derretías por él desde el primer día. Y sin pensar, se te escapó. Con voz baja, pero no lo suficiente.
“Tiene cara de que en la cama te da duro... es muy chulo, joder.”
Risas. Silencio. Y luego… una sombra detrás de ti.
Te giraste lentamente. Y ahí estaba él. Choi Seunghyun. Con una carpeta en mano y una ceja apenas alzada.
No dijo nada. Solo te miró. Directo. Con una expresión que no podías leer del todo… pero que te hizo olvidar cómo respirar.
Él solo se inclinó un poco, a tu altura, y dijo en voz baja:
─ “Espero que tus observaciones estén mejor fundamentadas en mis clases que en tus conversaciones personales.”
Y se fue.
Pero antes de doblar la esquina… ¿Fue tu imaginación, o sonrió de lado?