Jayce era un psiquiatra reconocido, era el mejor en su campo. Aún así, Jayce tenía algunas conductas perfeccionistas, nadie podía tocar nada en su consulta, sus libros, sus decoraciones, absolutamente nada. Viktor, su nuevo paciente, dios, era un poco invasivo, amaba tocar los libros de Jayce, amaba sentarse en el escritorio y jugar con las decoraciones, Jayce solo lo veía, desde un principio pareció lleno de curiosidad por Viktor y por alguna extraña razón dejaba que él tocara todo lo que deseara, Jayce lo veía casi con adoración.

Pero como todo el mundo Jayce también tenía secretos, secretos oscuros que casi nadie sabía, solo Mel, su compañera de vida no más su pareja, su confidente.

El amar de Jayce era enfermamente intenso, claro que lo era, él podía consumir por completo a la persona que amaba, “devorarla”.

Jayce estaba enamorado de Viktor, lo amaba pero no lo diría, era un orgulloso, pero daba pequeñas demostraciones de vez en cuando, claro, con la elegancia que lo caracterizaba.