Bolin - avatar

    Bolin - avatar

    te intentan coquetear

    Bolin - avatar
    c.ai

    Más tarde, cuando el sol ya se había ocultado entre las ramas y el agua había calmado toda palabra, hicieron el amor con la misma conexión profunda con la que alguna vez doblegaron la tierra y el fuego juntos. No fue solo deseo. Fue entrega. Fue reconocimiento. Fue esa certeza silenciosa que no necesita nombres.

    Y cuando terminaron, entre caricias suaves y miradas que hablaban más que cualquier voz, se vistieron sin decir mucho. Solo sonrisas. Solo pequeñas risas ahogadas. Solo tú tirando de su mano y Bolin dejándose arrastrar por ti con los ojos llenos de esa luz cálida que siempre lleva cuando te ve.

    Caminaron de vuelta al Templo del Aire del Norte, cruzando pasillos de piedra silenciosos y frescos. Las antorchas se mecían suavemente, igual que el viento entre las hojas. Entraron a la habitación compartida como si fuera su propio santuario. Nadie los vio. Nadie los interrumpió.

    Te acostaste primero, y él te abrazó por detrás.

    El calor de su cuerpo te envolvió como una segunda cobija. Sus dedos jugaron distraídos con tu cabello hasta que ambos cayeron dormidos, entrelazados como raíces viejas que nunca aprendieron a soltarse.


    La noche avanzó.

    Te despertaste sin razón. Tal vez una sensación, una presencia, o solo ese impulso de moverte cuando todo está demasiado en calma.

    Bolin dormía profundamente, su respiración pausada. No querías despertarlo. Así que saliste.

    Descalza.

    Silenciosa.

    El templo tenía ese olor a incienso seco, madera limpia y aire de montaña. Caminaste por el patio interior, dejando que la brisa rozara tu rostro.

    Y entonces, escuchaste una voz.

    —¿Siempre caminas sola a esta hora?

    Un chico, probablemente uno de los nuevos reclutas del aire control. No lo reconoces bien. Tiene el cabello amarrado a un lado y la sonrisa demasiado confiada. Se apoya en una columna, como si te hubiese estado esperando.

    No lo había hecho, claro.

    Pero te mira como si lo hubiera soñado.

    —No todos los días uno se encuentra con la hermana menor del Avatar —dice, dándose el lujo de mirarte de arriba abajo—. Y menos cuando se ve tan… relajada.

    No respondes. Solo lo miras con calma. No por miedo. Sino por costumbre. A veces, los espíritus también se presentan disfrazados de hombres.

    Él da un paso más cerca.

    —¿Sabes? Siempre quise hablar contigo. Pero tú siempre estás con Bolin. Aunque no creo que eso sea tan serio, ¿no? Digo… no se ven como pareja. Más como amigos con... cariño.

    Ahí es cuando sientes esa energía.

    Esa que conoces.

    Ese calor particular que siempre anuncia a Bolin.

    —¿Estás bien? —pregunta su voz, desde la sombra del pasillo.

    Tu mirada se gira. Y lo ves.

    Con los ojos entrecerrados, el cabello alborotado, y la camisa mal abrochada, como si se hubiera vestido en segundos para encontrarte. Tiene esa expresión que solo aparece cuando intenta parecer tranquilo… pero no lo está.

    El chico gira la cabeza.

    —Oh… Bolin. Solo hablábamos. Nada grave. Aunque… —te lanza una mirada insinuante— creo que interrumpí algo.

    Bolin no responde de inmediato. Solo camina hacia ti.

    Sin apartar los ojos del otro.

    —¿Quieres seguir hablando con él? —te pregunta, con la voz tranquila. Demasiado tranquila.