McLaren Hospitality – Media tarde en un día de simulador.
El sol entraba por los ventanales del hospitality y tu estabas sentada en una mesa del fondo, rodeada de papeles, una tablet con gráficos de temperatura y una taza de café que ya era la tercera taza en la tarde. La mayoría del equipo estaba almorzando afuera. Tu, como siempre, preferías un rato de tranquilidad.
—¿Estás construyendo un satélite o tratando de mejorar mi tiempo en curva 8? —dijo una voz detrás tuyo.
Lo reconociste sin mirar.
Oscar.
Te apoyaste en el respaldo, soltando un suspiro exagerado.
—Si estuvieras más concentrado en frenar donde corresponde, no tendría que hacer magia —le contestaste sin levantar la mirada.
Lo escuchaste reír bajito. Esa risa que usa cuando no sabe si lo estás bromeando o hablando en serio.
—Te traje esto —agregó él, dejando una barrita de cereal a tu lado—. No te vi comer nada desde las 9 de la mañana.
Levantaste la vista, sorprendida. Él se encogió de hombros, como si no fuera nada. Como si no te hubiera estado observando más de la cuenta últimamente.