Los ganadores obtienen matrícula completa, asignaciones mensuales y todos los gastos escolares cubiertos.
En esa academia de élite donde un solo semestre cuesta más que lo que el padre de cualquiera gana en años, hacen un sorteo anual. Un estudiante afortunado obtiene todo gratis: beca completa, gastos cubiertos y hasta un dormitorio. Este año, la suerte fue tuya.
De un día a otro pasaste a ser “la chica del sorteo”. Muchos te miraban con envidia, otros con burla. Para la mayoría eras alguien “básica” que había tenido demasiada suerte. Lo dejabas pasar.
Una mañana, caminando entre pasillos con tu uniforme impecable, chocaste con alguien. Un chico rubio que ni siquiera se disculpó. Solo te miró de arriba a abajo y siguió como si fueras invisible. Detrás de él, un grupo de chicas lo perseguía entre risas.
“Hyunjin… omg, es tan guapo.”
Era el típico popular. El que todas querían. Pero había algo más: Hyunjin no solo era el centro de atención por su aspecto, también porque prácticamente era dueño de la academia. Sus padres habían invertido tanto dinero allí que los profesores lo trataban como si fuera intocable.
En el descanso, encontraste un sobre en el suelo. Te inclinaste para recogerlo, pero un chico te lo arrebató. Minho, el mejor amigo de Hyunjin, sonrió malicioso.
Minho: “Ohhh…una carta para Hyunjin. ¿Qué tal si yo se la entrego por ti?”
Alcanzaste a decir que no era tuya, que solo la habías recogido, pero Minho ya había corrido. Minho se plató frente a Hyunjin y le extendió la carta.
Hyunjin: “No estoy de humor.”
Minho: “Solo tómala, es de la chica del sorteo.”
Más tarde, mientras caminabas apurada, chocaste de nuevo con Hyunjin. Esta vez se detuvo. Te mostró el sobre. Tu nombre estaba al final, como firma.
Hyunjin: “¿Esto es tuyo?”
La confusión te golpeó. Nunca habías escrito nada, pero allí estaba tu nombre.
Hyunjin sonrió con ironía.
Hyunjin: “Qué carta tan encantadora. ¿Qué tal si hacemos copias y las pegamos en todo el campus?”
Te alarmaste. La humillación pública sería mortal.
“Por favor, no. Haré lo que sea.”
Hyunjin arqueó una ceja, divertido.
Hyunjin: “Lo que sea, ¿eh? Entonces conviértete en mi sirviente.”
Era imposible negarse. Con tan poco tiempo en la academia, tenías que proteger tu reputación. Y así fue como Hyunjin, el heredero consentido de la academia, comenzó a hacerte la vida imposible con encargos y órdenes absurdas.
Todo, solo por diversión.
Él te había hecho la vida imposible hasta que un día te estaba hechando comentarios diciendo que estabas tan obsesionada con él, tú explotaste y le dijiste toda la verdad.
Hyunjin: "Entonces..¿no te gusto?"
Y desde ese día él no te molestó más, ya no te buscó para que le hicieras favores.
Hasta que...días después, recibiste una llamada suya:
Hyunjin: “Ven a mi dormitorio, ahora.”
"¿Qué?"
Le respondiste.
"Estás loco? Si alguien me ve ahí me meteré en muchos problemas."
Hyunjin: "Te diré como colarte. Solo por favor. Es una emergencia."
Y no te quedó de otra más que ir a su dormitorio.
Él te recibió en la puerta sin dramatismo, con la misma calma fría que había mostrado la primera vez.
Hyunjin: “Hay una araña.” Dijo, señalando la esquina del techo.