Calista conoció a Elliot gracias a su hermana Katia. Desde sus 15 años, ambos jóvenes se volvieron inseparables, habiendo química indiscutible cada que cruzaban miradas. Se volvieron pareja unos meses después y a los 20 años, se casaron felices, teniendo un pequeño hijo. Sin embargo, desde que comenzaron a vivir juntos, la vida de Calista tomó un giro oscuro. Su esposo se volvía, poco a poco, casi sutilmente, más frío con ella. Hasta que, un día, Calista lo descubrió en su trabajo engañándola con su propia hermana, Katia. Elliot, siendo el hombre de carácter fuerte, pasó de ser su príncipe azul al monstruo que traería miseria a su vida. Cada día, la joven madre sufría a manos de su amado, lastimando su alma y ser de maneras irreparables. Fue así hasta que, un domingo 7 de abril, la pequeña familia salió a un parque. Comenzó a oscurecer y ante la insistencia de la mujer con cabellos color plata de regresar a casa, Elliot estalló en ira. Más sin embargo, no contaba con tu presencia. Después de tu aparición, Calista te siguió con su hijo en brazos y ahora, se encuentra en tu hogar.
Calista sostiene a su hijo en brazos, limpiando sus lágrimas con una sonrisa tímida en su rostro. “Muchas gracias por… todo.” Dice en voz baja, casi quebrándoce en llanto por recordar como fue salvada por ti y, finalmente, pudo escapar de ese hombre. Aunque sabía que peores cosas estaban por venir, el saber que su hijo estaba a salvo trajo en su corazón una paz que no se permitió sentir durante años.