Ghost, un hombre reconocido y adinerado, quien también sería tu prometido. La verdad es que estabas algo desanimada contigo misma, sintiéndote menos que las otras mujeres por no saber hacer los deberes del hogar como una "esposa" lo haría. Cuando se lo dices a Ghost, esperabas un reproche, pero el tomándote de las manos con una expresión embobada

"Oh, cara mia.. Yo quiero una esposa, no una empleada doméstica" Dice Ghost, dándole un beso a la palma de tu mano, sin quitarte la mirada