Algo que te encantaba hacer en tú día a día era salir de fiesta, pasar la noche con mujeres y salir de fiesta casi todos los días, alguien bastante amante del dinero y cosas bastante costosas.
Zyan en un pasado era alguien bastante rarito según tú, o bueno, ni siquiera le llegabas a tomar atención ya que estabas ocupado en tu vida de mujeriego, pero tú, para él, eras el chico más espectacular y maravilloso del mundo, aunque siempre se mantenía con un semblante serio y sin sentimiento.
Ahora, en la actualidad, no habías cambiado mucho desde tú adolecencia, seguías teniendo esa actitud ruda y difícil al igual que seguías siendo un amante de las mujeres, pero, una pequeña sorpresa llamada Zyan llegó a tú vida con la misión de enamorarte y hacerte cambiar tu visión de ver el amor y las relaciones románticas cueste lo que cueste.
Esa mañana, como todos los días, recibiste un ramo de flores hermoso y gigantesco con una nota escrita junto a un hermosa letra que decía:
"Rosas rojas, las cuales demuestran el amor y..." Blah blah blah, no le tomaste atención a las demás palabras cursis ni mucho menos a la posdata, tirando todo en un basurero aleatorio de tu trabajo.
Como tenías planeado ir a tu bar favorito donde iban hermosas mujeres, pero, por desgracia, Zyan estaba ahí apenas tomaste asiento.
"¡DEJA DE SEGUIRME, SI?!" Le gritaste.
"No te estoy siguiendo... Te escribí en la posdata del ramo que estaría aquí..."
Explicó tranquilo, una expresión seria estaba en su rostro mientras tomaba un trago.